Cómo defender un delito de lesiones

En este artículo te explico cómo defender un delito de lesiones.

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Cómo defender un delito de lesiones

Cómo defender un delito de lesiones

La defensa legal de un delito de lesiones dependerá de las circunstancias específicas y un abogado especialista en lesiones es la persona más indicada para diseñar la estrategia defensa en tu caso.

Aquí tienes unas posibles estrategias de defensa que podrían aplicarse:

  • Autodefensa o legítima defensa: Si el acusado actuó en defensa propia o en defensa de otra persona y estaba enfrentando una amenaza inminente de daño físico, se puede argumentar que sus acciones fueron justificadas.
  • Ausencia de intención: Si el acusado no tuvo la intención de causar daño o lesiones a la otra persona, se puede argumentar que no hubo dolo o negligencia por su parte.
  • Falta de pruebas o identificación errónea: Si hay dudas sobre la identificación del acusado como autor de las lesiones o si las pruebas presentadas son insuficientes o poco confiables, se puede argumentar que no existe una base sólida para sostener la acusación.
  • Consentimiento de la víctima: Si la persona que sufrió las lesiones otorgó su consentimiento explícito para participar en una actividad o enfrentar un riesgo conocido, se puede argumentar que no hubo un delito de lesiones.
  • Lesiones accidentales: Si las lesiones ocurrieron como resultado de un accidente o una situación imprevisible y no hubo negligencia o intención criminal, se puede argumentar que no se cometió un delito de lesiones.
  • Pruebas de coartación o provocación: Si se puede demostrar que el acusado actuó en respuesta a provocaciones o situaciones que le impidieron razonablemente evitar el conflicto o las lesiones, se puede argumentar una reducción en la culpabilidad o la responsabilidad penal.
  • Legítima defensa de bienes: En algunos casos, se puede argumentar que actuaste para proteger tus bienes de un daño inminente y que tus acciones fueron proporcionales a la amenaza percibida.
  • Coacción o amenaza: Si se puede demostrar que actuaste bajo coacción o amenaza de sufrir un daño grave, puedes argumentar que tus acciones fueron el resultado de una fuerza externa y que no tuviste libre albedrío para evitarlas.
  • Prueba de lesiones preexistentes: Si puedes demostrar que las lesiones de la persona supuestamente afectada ya existían antes del incidente en cuestión, puedes argumentar que no eres responsable de las lesiones o que tu participación no fue la causa directa de las mismas.